La calefacción por radiadores de calor azul puede ser la más indicada en segundas viviendas, donde no se va a hacer un uso intensivo. Sus principales ventajas son las siguientes:
Utiliza sondas para controlar la temperatura, evitando así el desperdicio de energía y aumentando su precisión.
Dispone de un temporizador que les permite regular la temperatura desde el propio radiador.
El calor se transmite por la parte superior, produciendo así una distribución rápida y efectiva.
No produce olores, gases ni residuos.
Tiene unos costes de instalación inferiores a los de las bombas de calor (sistema sencillo para fijarlo en la pared).
Tiene un diseño atractivo (frente a los radiadores convencionales)
Es programable, es decir, puedes predeterminar la hora de encendida del radiador.
Para domicilios donde es necesario un uso más intensivo de la calefacción resultan más recomendables otras opciones como la aerotermia, o la calefacción por biomasa.
Se trata de una clase de biocombustible. Un pequeño conglomerado de dos 0 tres centímetros, formado a base de serrín prensado y virutas de madera, que es ya la alternativa más ecológica de la energía térmica. Además, precisamente gracias a su propia composición, hace que también sea el combustible más barato del mercado.
La fabricación del pellet se produce sólo y exclusivamente en la industria maderera. Y es que se necesita que la madera a utilizar para el pellet esté totalmente limpia. Si se incluye corteza del árbol, el serrín puede transportar arena. Y si no eliminamos las hojas, se puede llegar a colar clorofila y, por tanto, que el combustible se contamine de cloro, produciendo daños en la caldera.
Ventajas del pellet
Los beneficios ecológicos del pellet y de la biomasa en general son más que evidentes. Todo lo que sea reciclar y aprovechar los recursos que la madre tierra nos da es mucho más sostenible y respetuosa con ella que lo artificial y químico.
Sin embargo, el uso del pellet como combustible lleva consigo otras ventajas muy a tener en cuenta. Sobre todo si tienes una casa de campo, una segunda vivienda o si tu residencia habitual tiene grandes dimensiones y se sitúa en zonas frías.
Menor emisión de CO2. El balance de CO2 del pellet es neutro, ya que los árboles absorben CO2 durante su crecimiento. Por ello, después de la combustión lo que se emite es CO2 con aire. Cenizas.
Menos ceniza que la leña. A diferencia que la leña de las chimeneas tradicionales, la cantidad de ceniza que se genera es notablemente inferior. Esto conlleva menos tiempo dedicado a la limpieza.
40% más barato que el gasóleo. De hecho, se estima que en las regiones de más frío, se ahorra entre 500€ y 1.000€ anuales en comparación con el gasto en combustible que se necesita para las calderas de gasóleo.
Amortización en 4 años. Gracias al económico valor del pellet y su capacidad calorífica, la compra de una estufa de pellets queda amortizada en sólo cuatro años.
Alto poder calorífico. El pellet es capaz de calentar rápidamente superficies muy extensas. Por ello, para viviendas en el campo o de interior, así como aquellas que no suelen estar siempre habitadas, el pellet es el combustible ideal para calentarlas eficazmente.
Gran durabilidad. Sin necesidad de mantenerlo en un lugar seco, el pellet puede durarnos mucho tiempo. Un aspecto muy importante si nos encontramos en zonas frías o húmedas.
Qué es una estufa de pellets
La estufa de pellets es, sin duda, uno de los sistemas de calefacción más revolucionarios. Y es que, es uno de los medios más limpios y económicos del mercado, gracias su funcionamiento y combustible.
En resumen, podemos decir que las estufas de pellets son sistemas de calefacción renovables. Generan y aportan calor gracias al uso de un combustible 100% renovable: el pellet. Éste es fabricado a base de residuos totalmente vegetales que se introducen en la estufa y se procesan gracias a la conexión eléctrica. Posteriormente, la energía calorífica del pellet es expulsada al interior de la estancia a climatizar.
No obstante, existen diferentes tipos de estufas de pellets. En concreto podemos distinguir tres:
De aire: estas estufas son las más básicas, pero las más ecológicas y eficientes. No sólo pueden funcionar con el pellet, sino que, además, podemos utilizar residuos naturales como las cáscaras de almendras o los huesos de aceituna. Su eficiencia energética es tal que aprovecha hasta un 80% de la energía generada. Mediante un display o termostato, tú mismo puedes regular la temperatura que quieres alcanzar.
Canalizable: además de todo lo anteriormente mencionado, éstas calientan tanto la estancia en la que está ubicada como la habitación contigua. Todo gracias a un sencillo ventilador adicional que impulsa el aire caliente.
La termoestufa: podemos que esta estufa de pellet es la más completa. No sólo calefacta la habitación en la que se encuentra. También alimenta el circuito de radiadores de agua. Además, incluyen en su estructura la función de autoapagado si detecta cualquier anomalía en el sistema. Por ello, son también las más seguras de las tres.
Son pequeñas diferencias entre un modelo de estufa y otra. Pero lo que todas tienen en común es que son capaces de calentar rápidamente con un bajo gasto energético. Por tanto, podemos decir que, de forma sostenible, calefactan eficazmente permitiendo el ahorro energético y económico. Todo ello gracias, sobre todo, a la naturaleza de su combustible, el pellet.